martes, 7 de febrero de 2012

Cusco

Al angelito madrileño no lo encontramos ayer noche, pero sí esta noche, cuando estamos esperando el bus que nos va a llevar a La Paz. Él y su amigo también van hacia allí, para luego ir a la Isla del Sol en el lago Titicaca, a pasar el fin de año como muchos otros que conocimos en el Salar de Uyuni, incluídos los ecuatorianos y las chicas del otro 4 x 4. Pero nosotras no. Nuestro objetivo es el Machupichu, y vamos justas de tiempo y de presupuesto (aunque a estas alturas yo ya he asumido que mi previsión económica no fue realista y que voy a tener que tirar de reservas, por lo que he dejado de preocuparme). Así que de La Paz iremos directamente a Cusco, donde tenemos reservado ya el albergue para los últimos días del año. Los chicos van en un bus distinto al nuestro así que intercambiamos mails y me despido de esos ojos azules llenos de paz, esperando volverlos a ver frente a una cerveza en Madrid o Barcelona.

La noche de bus transcurre sin contratiempos, aunque las carreteras sin asfaltar de Bolivia entrañan sus riesgos. Llegamos a La Paz de buena mañana, justo a tiempo de subirnos en otro bus que nos deja en Cusco ya de noche. Ha sido una paliza de viaje pero, afortunadamente nos dan una habitación para las dos solas, con tele incluída, en el albergue, el cual está en pleno centro histórico. Estamos agotadas pero hambrientas, así que salimos a cenar, y Cusco se nos muestra como una postal de noche iluminada. No llegamos más allá de la Plaza de Armas, pero nos hacemos una idea de la belleza histórica y dinamismo de esta ciudad, que estamos deseosas de explorar... mañana.

Y Cusco tiene mucho que explorar. Iglesias, monumentos, conventos, callejuelas, plazas, plazoletas y rincones vairos, conservados en su estado más o menos original, que hacen que la ciudad parezca suspendida en el tiempo de los conquistadores. Si no fuera, claro, por todas las tiendas de souvenires, agencias de viajes vendiendo el tour al Machupichu, casas de cambio y cafés-restaurante que amoldan Cusco a la medida del turista. Además, se puede pagar cualquier cosa con dólares. Es ciertamente una bella ciudad, pero me hace pensar un poco en Disneylandia, y sospecho que no es representativa del resto de Perú.

Pero disfrutamos de un día de turismo, haciéndonos fotos y perdiéndonos por las calles, en una de las cuales encontramos el taller de un artesano joven donde nos entretenemos un rato. Tiene un cachorro de perro llamado Mozart, ya que el artesano es además músico, y mientras Natalia revisa sus creaciones, yo me hago fotos con Mozart, el cual me colma a besos. Y es que es muy particular la conexión  que tengo con los perros. Hasta el más malo de ellos me quiere, y sin esfuerzo por mi parte. Al contrario que con los niños, los perros sí se me pegan, y yo encantada porque me pirran. Si no tengo uno como mascota es porque mi vida de nómada no me lo permite, pero ya hace tiempo que pienso que si me voy a comprometer con un negocio, que me va a obligar a estar estable en un lugar durante un tiempo, también puedo comprometerme con un perro. Además, creo que puedo abusar de mis padres para que hagan de canguro cuando necesite pegarme una escapada. Los lametazos del pequeño Mozart terminan de convencerme de que quiero tener una mascota, definiendo esto, un poco más, mi plan de vida para los próximos años.

La noche de Cusco es muy fría, no me lo esperaba, pero cuenta con muchos lugares donde calentarse baliando. Y nosotras estamos ávidas de fiesta, ya que no hemos bailado todavía en todo el viaje. El artesano nos recomendó un lugar llamdo "Ukuku's" asegurándonos que no es sólo para turistas y, sin apenas buscarlo, nos encontramos dentro de él. No es un bar al uso, es mas bien una casa cuyo acceso es a través de un patio de donde parten unas escaleras hacia un piso superior. En este, un balcón que da al mismo patio por donde hemos entrado, da paso a una gran sala. En un extremo de la misma está el escenario, mesas y sillas en el centro, además de un espacio para bailar, la mesa del Dj al frente, y en el otro extremo de la sala está la barra. Las paredes están pintadas con murales coloridos, y hay bastante ambiente. Cuando vamos a pedirnos los primeros mojitos, vemos que hay un hombre haciendo una pequeña escultura de barro, y una chica está pintando un mural. En el escenario, alguien dice algo acerca de un festival y dos chicas, a su lado, exhiben un maquillaje corporal de fantasía. Después se proyectan unos vídeos, seguidos de un trío de música instrumental, y nosotras nos colocamos al lado de la mesa del Dj intentando entender qué está pasando. Pronto averiguamos que se está celebrando en el Ukuku's estos días el Festival Cultural del Arco Iris, lo cal explica este despliegue artístico, pero no sólo eso sino que también se celebra esta noche el aniversario del bar. Y además es jueves. Vamos, que hemos dado en el clavo, estamos en el momento justo en el lugar adecuado. Los grupos de música se suceden, los mojitos también, nos vamos animando, bailamos con unos y con otros, colaboro en la creación de la escultura de barro, hablamos con todo el mundo y me divierto retratando la noche y sus personajes. La euforia va "in crescendo" hacia un ferviente clímax al ritmo de Los Fabulosos Cadillac, interpretados por un último grupo, cuando ya no queda nadie sentado en las sillas y estamos todos botando, a pesar de la asfixia que supone cualquier esfuerzo físico a tanta altitud. Nuestro grupo favorito ha sido los "Reacción B" (de quienes intentamos ser las "groupis", pero sólo consigo hacerme una foto con el batería), sin desmerecer a los "Rockadictos", con cuyo líder también me hago fotos, así como con medio bar. En realidad hemos hecho muchos amigos esta noche (aunque ya sabemos que los amigos de la noche a menudo se esfuman durante el día), en particular un grupo de peruanos, y uno de ellos se convierte en mi pareja de baile exclusiva. Está estudiando medicina en Buenos Aires, le queda la especialización, y tiene el primer nivel de Reiki (!). Esto, por supuesto, despierta mi interés, creo que es el primer médico que conozco que crea en el Reiki. Me habla en términos de energía, y me digo que la Humanidad está llegando, por fin, a un despertar de la consciencia. Hay esperanza. A no ser que me lo diga para ligar, claro, porque mientras bailamos se arramba a mí y no me suelta.

Al día siguiente no hay quien me levante. Si mi tablet funcionase, cantaría con Amy Whinehouse lo de que "nunca más voy a beber", aunque las dos sabríamos que estábamos mintiendo. Así que me quedo en la cama toda la mañana padeciendo mi resaca a gusto mientras Natalia aprovecha para tomarse uno de esos "ratos libres". Sin embargo, cuando regresa me dice que "ya no es lo mismo". Y de hecho, a mí también me pasa. Hemos creado una tal simbiosis que ahora, andar a solas por la calle, cosa que a las dos nos encanta, ya no tiene gracia. Yo he estado pensando en el mes que me queda de viaje una vez ella se vaya, y la verdad, se me hace una montaña la idea de seguir esta aventura sin ella. He descartado la opción de volver a Buenos Aires, ya que los billetes de avión se me comerían no sólo el presupuesto sino demasiado de mis reservas, y todavía no tengo claro que es lo que voy a hacer todo ese tiempo.
Volvemos a salir de fiesta esta noche, pero vamos primero a otro bar llamado "7 angelitos", donde encontramos a los "Rockadictos" en el pequeño escenario. Pero este es un bar insumiso donde, a pesar de lo que dicta la ley, dejan fumar, y ya no estamos acostumbradas a respirar tanto humo, así que vemos un poco del concierto y nos vamos a nuestro Ukuku's, donde "Reacción B" vuelve a animar la fiesta. De hecho, por lo visto, en Cusco todos los días del año hay música en vivo en los bares, predominantemente Rock. De verdad, esto parece Londres, sólo le falta un barrio gay. ?Cómo es que ninguno de mis amigos peruanos me había dicho que hay tremenda marcha en esta ciudad?

Aunque hoy no se da la misma confabulación astral que anoche, y además arrastramos la resaca de ayer, volvemos a botar al son de los Cadillac, Nirvana, The Doors, etc. Mi compañero de baile ha venido hoy también y seguimos con la dinámica de ayer. Me sugiere pasar juntos el fin de año, que es mañana, y me encantaría, pero tenemos otros planes. Hemos reservado un tour de dos días, salimos mañana, y vamos a estar en nochevieja en Aguas Calientes, al pie del Machupichu.

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